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Comienzo del otoño en Toro.
Amanece.
El sol, tímidamente ilumina la vega.
El azul del cielo, el verde de las hojas, y el pardo de la tierra, aún se entremezclan con la suave neblina mañanera.
Pasan las horas.
Los rayos de sol toman fuerza.
Los colores lucen en su máximo esplendor.
El sol prosigue su camino.
Poco a poco, sus rayos comenzarán a debilitarse.
Los tonos dorados lo inundan todo.
Ya le queda menos tiempo.
Las sombras empiezan a aparecer.
Y mientras los últimos rayos de sol se despiden, la luna ocupa su lugar, y se quedará vigilando «la Vega de Toro», hasta que a la mañana siguiente, el sol, de nuevo le dé los buenos días, y ella se vaya a descansar.
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En otoño la vega toresana ofrece todo un espectáculo de color y matices. Los dorados de los árboles se mezclan con los distintos tonos amarillos y marrones. Las puestas de sol ofreciendo un cielo rojizo espectacular, son para no perdérselas, y el río Duero aparece como una estela de plata recorriendo perezosamente las tierras pardas de sus orillas…
Muy bonito, Canto. Al leer tu descripción del otoño sobre la Vega de Toro, sin duda dan ganas de verlo «en directo». Así que animamos a todos los que no conozcan este precioso paisaje, a que se acerquen hasta Toro para disfrutarlo.