Se acabaron las fiestas navideñas.
Vuelta a la rutina diaria.
Si es que llevamos un mesecito que… ¡madre mía!
Desde principios de diciembre ya empezamos con las comidas de empresa y reuniones con los amigos.
Pero esto sólo fue el principio, porque después, ya metidos en faena, hemos celebrado la cena de Nochebuena, la comida de Navidad, que si más comidas con la familia y amigos, la cena de Nochevieja, la comida de Año Nuevo, la comida de Reyes… ¡Uf!, esto ha sido un no parar.
Y digo yo: ¿por qué tenemos que comer en una sola noche, digamos por ejemplo, en la cena de Nochebuena, más comida que en una semana entera? 4 entrantes, 3 primeros, 2 segundos, 3 terceros… no sé cuántos postres… y además, como hay que probar al menos un poquito de cada uno de los «tropecientos» platos elaborados para la ocasión, que si no, los/as «chefs», se enfadan… pues eso.
Y claro, ahora, después de tantos excesos, lo que toca es hacer «balanza».
Parece que os estoy viendo: todos en peregrinación hasta la báscula para confirmar los desastres provocados por tanta comilona.
Pero eso sí, a escondidas y disimulando. ¿A qué sí?
Tranquilos, que el problemilla tiene solución.
Un poquito de gimnasia, y «tipín» recuperado.
Para que vayáis empezando desde ya, aquí tenéis una tabla de sencillos ejercicios.
¡Feliz vuelta a la rutina!, pero siempre con una SONRISA.
VOLVER SIEMPRE CON UNA SONRISA Y CON UNA COPITA DE VINO DE TORO. FELIZ AÑO.