¡Estupendo!
Por fin ha amanecido un día nublado. Eso significa que hoy iremos de excursión.
Mis amigas ya están como locas preparándose. Risas, nervios, alboroto, … y empezamos nuestro viaje.
Hoy toca visita a Toro.
Clara ha sido la primera en llegar. Ella es muy sociable, y directamente se ha ido a hacer nuevos amigos.
Escuchó un alegre bullicio junto al Paseo del Espolón, y se ha unido al grupo. Allí se ha quedado riendo, mientras corría y se deslizaba entre los ojos del Puente de Piedra.
Puri es la más caritativa de la pandilla, y en cuanto ha visto a una pequeña margarita asomando entre una grieta de la fachada de La Colegiata, no se lo ha pensado dos veces y se ha ido con ella.
Soy pequeña, me dijo, pero ayudaré a calmar un poquito su sed.
Yo soy la más curiosa. Me gusta verlo todo, y en la calle Corredera me esperan un montón de escaparates.
Ya me he fijado en uno enorme que brilla bajo las luces de un cartel que pone: «Vino de Toro». ¡Qué tentación!.
Y mientras me deslizo por el transparente cristal, no dejo de repetir: ¡Qué divertido es ser una gota de lluvia!
una fantasia escrita con buen gusto y bonita
Muchas gracias, Pillar.
¿Has visto? Hasta la lluvia cuando cae sobre Toro, se lo pasa estupendamente.
Es cierto: desde el espolón se ve venir la lluvia, y cuando cruza el rio Duero, sus gotas acarician la cara al tiempo que contemplamos esos inmensos viñedos llenos de uvas de las que podemos degustar ese magnfico vino y percibir un delicioso aroma.
Precioso relato …me ha encantado
Muchas gracias, Ángel. 🙂