Las rosquillas fritas, son uno de los dulces tradicionales de la repostería casera.
Recetas y formas de hacerlas, hay muchas y variadas, y casi se puede decir eso de que «cada maestrillo tiene su librillo».
Aparte de los ingredientes básicos como son la harina, los huevos, el aceite y el azúcar, unas llevan ralladura de limón, otras zumo de naranja, licor de anís, canela… con lo cual, la variedad de matices en los sabores y texturas que nos podemos encontrar, es muy amplia.
Como bien dice el refrán, para gustos los colores, pero yo, después de haber probado muchas rosquillas fritas, sin ninguna duda, me quedo con las que hace mi vecina Carmen.
La primera vez que las probé ya lo tuve clarísimo, y no tardé ni un minuto en pedirle la receta.
Aquí os la dejo, pues las cosas buenas hay que compartirlas.
Es una receta muy sencilla, y el resultado son unas rosquillas ligeras, muy gustosas y de las que es imposible comer sólo una.
Si las pruebas, seguro que repites.
ROSQUILLAS FRITAS CASERAS
INGREDIENTES
Para 12 rosquillas:
– 1 huevo
– 3 cucharadas de aceite de oliva
– 3 cucharadas de azúcar
– Harina
– Levadura: 1 cucharadita de las de café
– Un «pellizco» de anises
– Aceite de girasol
ELABORACIÓN
Poner a freir el aceite de oliva en una sartén.
Cuando esté caliente, echar los anises y retirar del fuego.
Procurar que los anises nos se doren demasiado. Simplemente deben «perfumar» el aceite.
Batir bien el huevo con el azúcar y añadirle el aceite de oliva con los anises cuando ya esté completamente frío.
Mezclarlo todo bien y agregar la levadura y harina poco a poco, hasta que quede una masa moldeable y no pegajosa.
Amasar bien e ir haciendo bolitas de masa.
Cada bolita será una rosquilla, para lo cual debemos hacerle un agujero en el centro e ir estirándola y dándole forma.
Cuando tengamos formadas todas las rosquillas, freirlas en aceite de girasol.