Una de las cuatro puertas que aún se conservan en Toro como muestra de sus antiguos recintos amurallados, es la «Puerta de Santa Catalina».
En términos arquitectónicos, este conocido monumento toresano, puede describirse como un arco rematado por una espadaña, en cuyo centro luce la siguiente inscripción:
«Reinando la Católica Majestad de D. Fernando VI y siendo Intendente de esta ciudad y provincia D. Francisco Antonio de Ivar y Velázquez se ejecutó este arco. Año de 1752.»
Aunque por el año que figura en este texto, pudiera parecer que 1752 fué el año de su construcción, lo más probable, es que ése fuese el año de su «reconstrucción», puesto que muchos años antes, ya se habla de esta puerta como protagonista de algunos acontecimientos históricos ocurridos en Toro, como es el caso de la entrada de Pedro I el Cruel en la ciudad, allá por principios de 1356, para atajar una de la numerosas reveliones en las que dicho rey se vió envuelto durante su reinado.
Esta puerta, está situada próxima a la iglesia de Santa Catalina, de la que con toda probabilidad, tomó su nombre.